sábado, 18 de agosto de 2012

Iglesia de Santa María de Ainsa

Viaje con niños.
    España, lugar de imnumerables rincones por descubrir. En Ainsa, famosa villa oscense, capital del Sobrarbe, situada en pleno Pirineo aragonés, encontramos uno de estos maravillosos regalos para nuestra imaginación. 
    La Iglesia se ubica en la parte alta de la ciudad antigua, cercana al Castillo y contigua a la plaza porticada. Destaca desde lejos su torre. La construcción de esta iglasia románica data de finales del siglo XI, finalizándose hacia finales del XII, teniéndose constancia documental de su consagración en el año 1181.





    Destaca su portada principal, con cuatro arquivoltas sobre columnillas y el crismón superior. Otro de sus elementos es el coro, que contiene una pila bautismal lisa original y un limosnero actual. La cripta no deja indiferente a nadie, descombrada recientemente y recuperada para el visitante y estudioso, presente dieciocho columnas, con doce capiteles renovados (señalados por una R) con motivos vegetales. La nave de la Iglesia es de arco levemente apuntado. El prebisterio contiene en su ábside una bóveda de horno, muy vistosa por su piedra blanda de color rojizo, existiendo una pequeña talla de un Cristo moderno y una imagen de la Virgen del siglo XIII. Bajo el "arco del Hospital" se situa la antigua sacristía, el cuarto del aceite.
 

    Mención aparte merecen los dos siguientes elementos. El claustro, es sin duda la zona más original por su forma peculiar huyendo de simetrías, trapezoidal, aprovechando el espacio que le dío su entorno, presenta elementos diversos fruto de obras y restauraciones. 


 
    El otro elemento destacado, ya anunciado, es la torre. Restaurada, se accede a sus tres plantas superiores por una escalera angosta, que te transporta a tiempos inmemoriales cuando por ellas subían los monjes para el toque de campana. Las dos primeras plantas son observatorios y saeteros desde donde se observan el valle y las montañas cercanas, una panorámica asombrosa. En la tercera están las campanas, pero pese a estar automatizadas rezuman un toque romántico. La última planta, la cuarta, es una sala nobel, a la que se accede por una escalera metálica no válida para personas con vértigo. 


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