Las referencias de Plinio a la riqueza de sus minas de lapis specularis, el yeso cristalizado que serviría como cristal de ventana para las viviendas modestas y que permitía decorar estancias en celebraciones y días señalados, deja entrever que la vida de la ciudad y sus transformaciones tuvieron mucho que ver con el rendimiento de estas explotaciones.
La minería y la explotación agrícola de la periferia debieron ser los motores principales del crecimiento y desarrollo monumental de Segóbriga, que llegó a albergar un teatro, un anfiteatro, unas grandes termas públicas, una basílica, templos, mercados, etc., hasta convertirse en el más importante centro urbano de la Meseta meridional y punto de referencia para la vida urbana al modo romano en estas tierras.
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