Los arqueólogos que trabajan en el sótano del edificio ubicado en el número 1 de la Puerta del Sol de Madrid, durante siglo y medio emplazamiento del hotel París y dentro de unos meses sede de la tienda estandarte de Apple en España, tienen por delante aún muchas semanas de excavaciones, debido al afloramiento de unos muros tras el último movimiento de tierras, en junio.
Son solo una pequeña parte del tesoro histórico que yace bajo el sótano. Los arqueólogos han sido contratados por la multinacional estadounidense por orden de la Comunidad de Madrid y trazarán la sombra de lo que hasta 1854 fue un relevante hospital de la Corte.
Ese año, coincidiendo con las sucesivas desamortizaciones liberales y con la reforma de la puerta del Sol, se tiró abajo la iglesia del Buen Suceso para ganar espacio a la plaza, y con ella el anejo hospital de igual nombre, sobre cuyos cimientos se levantó en 1863 el hotel París. Este establecimiento, el más lujoso de Madrid hasta la inauguración del Ritz y el Palace en el periodo de entreguerras, sobrevivió en paulatina decadencia hasta 2006, cuando el propietario del inmueble lo vendió por 80 millones de euros.
El plan urbanístico para reformar el edificio, de seis plantas y 6.000 metros de superficie, obtuvo el visto bueno de la Comunidad a principios de 2012 con el requisito de que se realizara un seguimiento arqueológico del movimiento de tierras.
Tras el hallazgo de restos de la iglesia del Buen Suceso en la obra de la estación de Sol, en 2008, la dirección regional de Patrimonio Histórico contaba con que los trabajos en ese edificio afloraran nuevos vestigios.
Según explica Nicolas Benet, arqueólogo de la Comunidad y responsable del seguimiento de la intervención, han aparecido muros de cal y canto de una edificación anterior pero con la misma alineación que el inmueble actual, encuadrado entre la calle de Alcalá, la carrera de San Jerónimo y un muro que presumiblemente perteneció a la iglesia, en la actual Puerta del Sol. Son parte de las paredes interiores del hospital, que bien podrían dibujar su planta baja, pues la rasante de la calle ha subido con el paso de los siglos. "Apenas quedan testimonios historiográficos, más allá de alguna descripción de las enfermerías, pese que era un hospital de categoría", explica Benet.
Una vez terminado, a final del verano, el trabajo arqueológico, se fundirá con los informes de la excavación de Sol para lograr un perfil global de la zona. Los muros serán enterrados bajo el pavimento de la tienda, sobre el que se dibujará su trazado, acompañado de una explicación didáctica.
elPais.com
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