El dueño tendrá que permitir visitarlo y estudiarlo y no podrá actuar en él sin permiso.
El Diario Oficial de la Generalitat publica este miércoles una noticia esperada: El claustro de Palamós, el edificio de estilo románico que saltó a la fama en junio de 2012 tras permanecer prácticamente desconocido junto a la piscina de una finca privada, tendrá la máxima protección que permite la ley catalana de patrimonio. Esta buena nueva se produce tras incoar la Generalitat un expediente para declararlo Bien Cultural de Interés Nacional (equiparable a los BIC) en la categoría de monumento histórico.
El inicio del expediente comporta, según recoge la legislación de patrimonio de 1993, que el edificio está protegido desde el momento en que se publica en el boletín oficial. Desde ayer, es la administración catalana y el ayuntamiento los que han de dar permiso al dueño del claustro –el suizo Kurt Engelhorn-- para cualquier actuación que tenga que ver con el famoso edificio. Además, tendrá que permitir su visita al público, mediante un horario acordado en el que tendrá que abrirse, como mínimo, cuatro días al mes, y está obligado a permitir el acceso a los investigadores para poder estudiar el edificio con calma. Algo que hasta ahora ha sido imposible. El propietario también podrá pedir ayuda a la administración para conservar el claustro.
Se corrige así una situación anómala en la que ninguna administración: ni Ayuntamiento de Palamós, ni Generalitat, ni Estado, ejercían control alguno del claustro y su dueño podía hacer lo que quisiera con él, incluso desmontarlo, empaquetarlo, trasladarlo a cualquier otro lugar o país que quisiera o venderlo. Era un edificio fuera de control. Hasta su publicación en el boletín de hoy, el claustro solo estaba inscrito en el inventario del patrimonio catalán, un listado que no le reconoce protección legal. Además, al ser registrado como obra del siglo XX, y no como una pieza construida en el siglo XII, no era necesario pedir permiso para exportarlo a la Junta de Valoración del Ministerio, al ser un bien con menos de 150 años.
"Es una decisión que resulta reconfortante y satisfactoria. Ahora sabemos que la administración ayudara al propietario para que el bien no se pierda", ha asegurado Gerardo Boto, el profesor de Historia del Arte Medieval de la Universidad de Girona que descubrió y dio a conocer el edificio. "No se preserva solo un bien material, sino el conocimiento que comporta. A través de esta información se podrá conocer la valiosa información que contiene toda obra patrimonial", ha puntualizado.
Tras el dictamen de julio de 2012 en los que los especialistas convocados por la Generalitat aseguraron (con la excepción de dos geólogos que se opusieron frontalmente a estas conclusiones) que el claustro era una recreación del siglo XX con solo algunos elementos románicos; la patata caliente de protegerlo pasó al Ayuntamiento de Palamós. Un año después, en julio de 2013, tras dar a conocer Boto, de que el edificio era en realidad el claustro del siglo XII de la catedral de Salamanca. Después de que no se hubiera avanzado nada en su protección y "para evitar males posteriores", según el consejero de Cultura de la Generalitat Ferran Mascarell, la Dirección General de Patrimonio catalana decidió llevar a cabo una doble actuación: por un lado emitir un informe favorable para incoar el expediente de declaración de bien cultural y, por otro, encargar al catedrático de Historia del Arte Eduard Carbonell un nuevo informe independiente que incorpore los últimos avances en la investigación, con el fin de indagar más sobre la realidad de esta construcción. No hay una fecha prevista para que Carbonell presente sus conclusiones, pero consta que el catedrático está pidiendo informes a todas las personas implicadas en el tema.
La resolución del gobierno catalán, que hace que el claustro de Palamós ingrese en el club de los 2.200 bienes catalanes más protegidos, la decisión será comunicada, también por ley, al registro general de Bienes de Interés Cultural (BIC) del Estado, para que se incluya en la lista española de bienes culturales.
Por otra parte, el pasado martes Enrique Saiz, director general de patrimonio de Castilla y León, aseguró que ha pedido a Boto que le envíe un informe completo con sus últimos avances en la investigación que vinculan el claustro con la catedral vieja de Salamanca, algo que el investigador se ha comprometido a hacer en unos días. Saiz insistió en la idea de que si se demuestra que el claustro es salmantino se estudiará la posibilidad de que retorne a la ciudad. Será, de todas formas, con la autorización de su propietario.
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