La construcción de la calzada principal que recorría la
ciudad desde el puerto al foro, de este a oeste se fecha en el siglo I d. C,
sin embargo, buena parte del enlosado, junto con los restos de las termas y
porticado, corresponderían a los siglos IV-V d. C, como fruto de una renovación
tardía. Bajo la calzada se localiza un alcantarillado central, que recogía los
canales de desagüe de las construcciones vecinas.
Tres metros de diversos materiales ocultaron esta joya arquitectónica, el tiempo hizo el resto….
En 1968, las labores de demolición del cuartel de la Guardia
Civil y las obras de construcción de un edificio en la Plaza de los Tres Reyes
fueron la causa del descubrimiento del Decumano. El arquitecto, y en ese
momento Director del Museo Arqueológico Municipal, Pedro San Martín Moro, fue
el encargado de la construcción del actual edificio, que apoya sus cimientos
sobre los restos arqueológicos. En un momento en el que la arqueología y la
conservación del patrimonio no gozaban de la solidaridad ciudadana ni de la
protección legal actual, es de agradecer que se llevara a cabo una tarea que
fue pionera en la Región de Murcia, como fue la conservación íntegra de los
restos encontrados pese a la posterior edificación del inmueble superior. La
forma de colocar los pilares, el exquisito decoro a la hora de levantar los
cimientos y la adecuación de los restos al espacio disponible hacen de la Plaza
de los Tres Reyes un enclave arqueológico de primera magnitud.
En 2003 un proyecto de musealización permitió la apertura al
público de este espacio de unos cien metros cuadrados. Las obras de adecuación
del yacimiento fueron realizadas por el arquitecto Andrés Cánovas permitiendo
su acceso. Unas escaleras situadas en la Calle Honda permiten el acceso a un
recinto que ha estado al aire libre y al ser cubierto por una cúpula de cristal
ha favorecido la conservación de los restos.